Un aneurisma cerebral es una protuberancia o dilatación en un vaso sanguíneo en el cerebro que en ocasiones puede presentar una pérdida o una rotura, y causar sangrado en el cerebro. Este tipo de accidente cerebrovascular se denomina «hemorragia subaracnoidea», que se convierte en una amenaza para la vida que requiere un tratamiento médico inmediato.
¿Cómo se manifiesta una hemorragia subaracnoidea por rotura de un aneurisma?
Afecta de 6 a 10 personas cada 100.000 por año, con lo que es una patología relativamente frecuente en los servicios de urgencias. Según estudios retrospectivos, entre todos los pacientes que concurren al servicio de urgencia con cefalea, la hemorragia subaracnoidea es la causante en el 1% de los casos.
Cuando se produce la ruptura del aneurisma, irrumpe sangre a presión arterial en el espacio subaracnoideo, lo que provoca un aumento brusco del volumen intracraneano. La velocidad de instalación de esta entidad es tan rápida que no permite un funcionamiento eficaz de varios mecanismos compensadores existentes, determinándose aceleradamente una elevación de la presión intracraneal (PIC), entidad que recibe la denominación de síndrome de hipertensión intracraneal.
El correlato clínico descrito para este proceso fisiopatológico se corresponde con la cefalea de intensidad máxima e instalación brusca, en ocasiones inmediatamente seguida de pérdida transitoria de la conciencia.
¿Cómo se debe actuar conforme a los protocolos médicos en caso de hemorragia por rotura de un aneurisma?
El diagnóstico se establece sobre la base de un cuadro clínico compatible más la demostración de la presencia de sangre en el espacio subaracnoideo. Está indicada la realización de una TAC de cráneo de forma urgente en caso de sospecha de hemorragia subaracnoidea, como en este caso, ya que el tratamiento precoz se puede asociar a un mejor pronóstico.
La Tomografía computarizada (TC) está indicada en pacientes con cefalea aguda con signos neurológicos focales, náusea o vómitos, o con una puntuación por debajo de 14 en la escala de Glasgow. En caso de dudas en la TC, si existe sospecha de hemorragia subaracnoidea, se debe realizar una punción lumbar y análisis de líquido cefalorraquídeo.
Existen también otros métodos de estudio, tales como la angiorresonancia magnética nuclear, la cual tiene la ventaja de no requerir la inyección de sustancias de contraste. Tiene una menor sensibilidad que la angiografía dado que puede detectar aneurismas de hasta 2 o 3 mm de diámetro.
La resonancia magnética nuclear (RMN) estándar es el mejor método para la demostración de trombos en el saco aneurismático. Aunque no con frecuencia, ha habido casos en los que aneurismas trombosados no fueron visualizados en la angiografía pero fueron claramente demostrados en la RMN. La tomografía helicoidal también es útil en el screening de nuevos aneurismas en pacientes con aneurismas previos tratados con coils ferromagnéticos.
¿Cuándo existe negligencia medica en el tratamiento del aneurisma?
Para poder determinar cuando existe una negligencia médica en la atención de una hemorragia subaracnoidea por la rotura de un aneurisma se emplean determinados criterios entre los que destacamos:
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El cumplimiento de los protocolos médicos en relación con la asistencia de las hemorragias subaracnoideas, sobre todo en urgencias.
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La aplicación de todos los medios adecuados.
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Valorar la suficiencia de los recursos que se han empleado tanto personales como materiales en la atención al paciente.
Se a de partir de la consideración que la actuación médica es una obligación de medios no de resultados, por lo que la lex artis, la correcta diligencia, se limita al deber del médico de aplicar al paciente todos los medios disponibles para el diagnóstico y el tratamiento que precisa según el contexto del momento y en las circunstancias por la que se efectúa la asistencia, es decir, ante los síntomas que presenta el paciente y las probabilidades que presente una determinada patología.
Para reclamar una negligencia medica por hemorragia subaracnoidea por rotura de aneurisma es imprescindible contar con buenos especialistas tanto del punto de vista jurídico como del punto de vista sanitario para la valoración más escrupulosa de cuando se ha cometido una negligencia médica, para, en su caso, reclamar con garantías y seriedad la indemnización del daño sufrido por cuanto se trata por cuanto que un fallo en el sistema o en el diagnóstico es un daño que el paciente no tiene porque soportar.